Yo nunca he sido muy de hoteles. Lo cierto es que la mayoría de las veces que me he ido de viaje me he alojado en albergues o en algún apartamento de playa, aunque siempre me quedaba un poco con las ganas de probar lo que era estar en un buen hotel. Tal y como te los enseñan en las películas, parece literalmente el cielo en la tierra, pero nunca me daba el bolsillo para tanto. La suerte me vino cuando me casé hace poco con la persona más maravillosa del planeta, y me propuso que nuestra luna de miel fuese en la Costa Brava. Llevo años, literalmente, soñando con visitar la Costa Brava, porque tengo muchos amigos que han ido ahí de veraneo y no dejan de hablarme de las maravillas de ese sitio, además de que yo soy mucho de costa, así que nada más proponérmelo quedó claro que nuestra luna de miel iba a ser ahí.
Como habíamos conseguido ahorrar bastante dinero entre los dos, decidimos que lo mejor era alojarnos en un buen hotel para poder vivir la experiencia al máximo, y no tardé en encontrar el ILUNION. Bueno, no tardé en encontrarlo, lo cierto es que no lo encontré yo. Soy bastante desastre para encontrar buenos alojamientos y la mayoría de las veces hemos acabado compartiendo habitación con seis personas, así que se lo pedí a él, pero entre eso y que me iban recomendado por aquí y por allá, acabamos reservando una habitación en el hotel ILUNION para cinco días. Las fotos ya me tenían enamorada, pero es que cuando llegamos al hotel decidí que no quería irme nunca de ese sitio.
Hotel ILUNION: el mejor hotel de la Costa Brava
Si no habéis estado nunca en la Costa Brava, es algo que debéis hacer antes de morir. Incluso si no os gusta la playa, es uno de esos paisajes que no puedes no visitar al menos una vez en tu vida, es como la Aurora Boreal. Yo ya llevaba tiempo viendo fotos del lugar para ir haciéndome a la idea de que iba a tener la oportunidad de verlo en persona, pero cuando pude pisar la arena de esas playas todavía no me lo creía. Deberían ser patrimonio de la humanidad.
Nuestro hotel en s’Agaró en primera línea de playa era espectacular. Desde nuestra habitación podíamos ver toda la costa, y estábamos a cinco minutos de las mejores playas de la Costa Brava. Ahora bien, hubo veces en las que ni siquiera quise salir del hotel, porque era increíble. Un vermut en la terraza, delante de la piscina, tostándome al sol mientras veía la costa. Era un auténtico lujo, en todos los sentidos. Nuestra habitación era perfecta, elegante y bonita, y con unas vistas preciosas. No habría podido pedir nada mejor para mi luna de miel.
Además, el hotel ILUNION estaba muy bien situado en todos los sentidos. Además de estar en primera línea de playa, tenía muy cerca la mayoría de los sitios turísticos más bonitos de la Costa Brava, así que gran parte de nuestro viaje de novios consistió en visitar todos los lugares posibles para empaparnos al máximo de esas vistas. En la Costa hay calas preciosas y escondidas en las que era una gozada tomar el sol o ver el amanecer, y en la que se pueden practicar deportes como la vela o el esquí acuático. Nosotros optamos por algo más tranquilo y seguro y uno de los días que pasamos allí hicimos submarinismo, y aunque me pareció una experiencia preciosa no creo que vuelva a hacerlo, porque yo personalmente me agobié un poco.
Pero más allá de la playa, de la arena y del sol, la zona en la que estaba situada el ILUNION estaba llena de pueblos medievales con muchísimo encanto, y cada día salíamos a visitar uno por la tarde, cuando ya no hacía tanto calor y podíamos patearnos las calles con tranquilidad. La verdad es que estuvimos cinco días y supimos exprimirlos al máximo, pero también sabíamos descansar. El hotel tenía una piscina muy grande a la que se accedía mediante una terraza, y no hubo noche en que no pasáramos un rato por allí antes de irnos a nuestra habitación, porque era un ambiente muy relajante y te atendían de maravilla.
En general, y sin lugar a dudas, una de las mejores experiencias de mi vida. Tengo pensado volver cada año a la Costa y alojarme en el hotel ILUNION para poder revivir esta experiencia, porque estoy 100% segura de que es imposible que me canse de las vistas de ese hotel, de las mañanas tomando el sol en la playa y de las tardes tomándolo en la piscina. Un acierto inigualable. Ojalá irme de luna de miel cada fin de semana.
